Caracterizar y segmentar usuarios nos trae de cabeza en un curso, entre fiestas y huelgas. Puede que también este post sea terapéutico, libera tensión.
Las notas blogueras ademaś miden los cambios de significado. Contenidos, usos y públicos son constantes de este blog, pero no son categoría porque no siempre, por suerte, significan lo mismo.
¿Algún cambio consciente en estas semanasd?
3. Relacionar los alumnos y otros inmigrantes o "forzados"digitales más con las arquitecturas y los contenidos que con los usos o prácticas digitales. Los profesores, los más tecnofilos, prefieren wikis o blogs con secuencia de entradas, categorías jerárquicas... Es más extendido, porque se llama ciberperiodismo a medios sólo formalmente digitales. O e-comunicación corporativa y son agentes o salas de prensa virtuales con notas colgadas. Etc. Poníendome del lado del débil, no sé si ver así los apuntes, presentaciones, notas de prensa,... es más cómodo que el manoseable y subrayable papel. Creo que los usos predigitales de soportes digitales, en general son más incómodos, aunque sean más portables, se encuentren antes, y demás. En general no se ven mucha justificación a tomar como voluntariamente activos a los alumnos y profesores, como no parece justificado atribuir unas locas ganas de interacción a los receptores de información de los medios y de las empresas.
1. Entre los nativos digitales encontramos un pequeño porcentaje de hiperactivos, tecnófilos además, que son considerados como críticos o como creativos en las tipologías estándar que usan los cuantificadores y visualizadores de la circulación informativa en Internet (Gráfico en Bussines Week). Pero la selección y la arquitecura de estos usuarios ejemplares no es la preferida por los evaluadores de la calidad entre profesores, periodistas, directores de comunicación... La actividad digital contiene más erratas, a veces yerra, no siempre es la más estética y legible.
2. Entre el mundo de las prácticas ( y preferencias) predigitales ese otro mundo de los usos y aficiones tecnificados, se encuentran los públicos, tantas veces ocasionales (collectors, spectators, joiners...) La verdad es que los calificativos tienen un tonillo de vaguete injustificado, porque somos los que estamos haciendo visibles y financiables la mayor parte de los proyectos web masivos (web 2.0). Las aplicaciones que usa la mayoría sirven para descansar mientras trabajamos, para conocer más mientras estamos en otras cosas. Esta atención secundaria, el acompañamiento que hace décadas consiguió la radio, es lo que algunas empresas e instituciones quieren cerrar o controlar para que no perdamos el tiempo. Para que los burros no saquemos la vista de las orejeras.
En estas semanas siento que se desplaza el significado de público: no son las masas pasivas (sin ganas de hacer algo), ni el estado utópico cuando todos sean usuarios creativos. Lo público fue lo común, lo gubernamental, lo que los medios expresaban como imagen de la mayoría.
Hoy percibo que los públicos son los colectivos que hacen visible una opinión o preferencia mayoritaria, porque quieren. Una expresión colectiva y no de grupo formal, de pandilla. Pero también a distancia de una visión interpretada por mediadores (gatekeepers, educadores, periodistas, publicitarios). La expresión es mediada por la interfaz y lo que permite reunir y mostrar ( a quienes decidamos). Estos públicos digitales, más jóvenes que de otras generaciones, no son los stakeholders de las empresas, ni las audiencias de los medios. Tampoco parece que sean tan definibles y clasificables como las clases marxianas o los segmentos burgueses del liberalismo. Como no se definen por edad o por renta... no se comportan como categorías definidas estables.
Tratar de públicos, en este tiempo, es mirar a los que durante un tiempo se reunen un lugar digital, paralelo o no del barrio o la aldea. Más adelante sus prácticas y experiencias digitales les llevarán a otras recolecciones, a adoptar otras redes o servicios, porque están predeterminados. No tienen un compromiso con la noticia o con el producto estándar. Pero han venido para transformarse y quedarse. Si estas aplicaciones y servicios no les llenan probarán y convivirán con otr@s, al menos durante un tiempo. Al ritmo que ahora lleva el tiempo.
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