Durante más de medio siglo los partidos políticos han demostrado su pasión por verse bien parecidos en los medios de comunicación. El alcance de la politización de las cabeceras ha llevado a señalar medios españoles como (mal) ejemplo en más de una ocasión. En este caso escapamos.
Particularmente considero que la fuerte presión política ha mermado el desarrollo de algún periodismo, por ejemplo, del periodismo medioambiental. En los medios locales y regionales la oposición, o la simple información sobre la actividad de nuestros cargos ambientales se traduce en una mayoría de ocasiones como silencio de los diarios (comunisfera oct 2007).
Pero por si acaso a los medios se les pasa el miedo en algún momento, en noviembre de 2007 se creó una Federación Gallega de Medioambiente (Fegama que suena como Sogama), dirigida por sindicalistas de partido y reuniendo 30 asociaciones comarcales de similar perfil.
Ante los resultados que han conseguido en estos meses en su protección del medioambiente, así como su larga tradición en defensa del paisaje, las aguas y tierras, esta jóven asociación se ha beneficiado del 56% de ese presupuesto público destinado a premiar la acción social y ciudadana en defensa de la naturaleza que nos toca cuidar (la noticia es divertida si no diera pena).
El resto de colectivos ecologistas y por supuesto, las asociaciones de vecinos damnificados, no reciben ayudas. No sería raro de que cambiaran de categoría ecologista y se pasaran a un ecologismo crítico, a algo más radical (lo que supongo que no les interesa a nuestras lumbreras políticas).
Desde el punto de vista de mis análisis de la comunicación, debo reconocer que el giro a la americana, se puede calificar de operación de lobbyismo, una asociación interpuesta. Como esas para la defensa de las libertades y la democracia, que financia por ejemplo, la asociación del rifle.
En este caso nuestros cargos destinan tanto dinero de todos a esta reunión de asociaciones comarcales con el objeto de frenar la difusión actividades y de ideas ecologistas de corte integrista. Pero tiene toda la pinta de que en poco tiempo van a conseguir lo contrario de lo que han declarado a los medios.
La idea no era del todo horrorosa. Aparecía, por birlibirloque, otra fuente "autorizada" con la que ocupar el derecho de réplica y la columna de al lado, si a nuestros subvencionados medios se les ocurriera sacar los atentados contra la naturelza que sufre esta tierra en los últimos años (mapa en google, para quien quiera ver detalles). Pero ni siquiera para el medio más becarizado, ni para la ficción periodística más absurda ambas "fuentes" pueden ser comparables. Otro efecto indirecto, probablemente tampoco deseado, sería la banalización del todavía no existente periodismo medioambiental local. Un empujoncito más en la pérdida de credibilidad de estos medios.
Si salimos a campo abierto, al mundo de la opinión pública, que cada vez se teje menos por lo que dicen los medios, por conversaciones dirigidas, las perspectivas no mejoran.
Utilizar a correligionarios como pantalla en el debate social ecologista es innoble, pero además es socialmente imprevisible. Puede llegar a tener consecuencias para el mismo partido político, para estos cargos, que deciden cómo y qué deben pensar sus abotargados votantes.
La "operación ecologista gallega" huele a boomerang desde sus inicios.
A pesar del conjunto de despropósitos de estos meses /a sumar a los desastres naturales anteriores), creo que debemos felicitarnos al menos por una cosa. Los medios lo están contando. No es una comidilla de integristas iniciados. Las principales cabeceras nacionales sacan la noticia con bastante exactitud. Tenemos de nuevo un caso de eso que llamo "periodismo accidental". No sé si se pretendía, pero la ciudadanía puede enterarse por los medios de manera fidedigna de la febril actividad medioambiental de nuestros colectivos políticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario