La idea de un espacio compartido, creado por la misma comunicación, es más frecuente en comunicólogos que consideran que la ciencia de la comunicación no es una disciplina paradigmática o integrada, sino un esfuerzo de coordinación sobre aportaciones científicas distintas, la mayoría relacionadas con las ciencias sociales.
En España esta idea de interdisciplina poco disciplinada es la que más ha apoyado el concepto de espacios de intercomunicación, tal como lo define Héctor Borrat (un artículo sobre la transdiciplinariedad en Análisi, n. 28, catalá y castellano, html, pdf, 2002).
Una presentación de resultados de Gifreu y Saperas en el primer número de congelada revista Formats presentaban el estado de los informativos de televisiones europeas a finales de los '90 hablando de espacios políticos públicos, de agendas informativas nacionales y locales y de una áreas de referencia, las áreas intencionales como horizontes de expectativas y de interpretación de las noticias en los bloques nacionales, internacionales, locales, etc de noticias.
La evolución y la difusión de nuevos formatos tecnológicos cuestiona
tanto las parrillas de inserción de información
como las nociones estructurales y de coherencia sobre las que se construye cada unidad textual componente o no de un hipertexto.
En este sentido no considero apopiado traducir cerradas nociones estructurales de la linguística a usos e-comunicativos (definición de estructura global del texto para uso académico ¡en línea! de una universidad.
Entre algunos pedagogos y formadores empresariales hay un sentido que parece más conveniente de la situación de comunicación como espacio de conocimiento abierto a la conciencia de la propia identidad o cultura, pero también a la gestión de lo conocido y a su aporvechamiento en la innovación (por ejemplo, Roberto Carballo de la U. Complutense en la e-revista Madri+d, v. 21.)
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