De 33 preguntas (ver pdf) , de la 13 a la 20 sobre "el tráfico ilegal de productos culturales". Casi un monográfico. Supongo que la clase política está ultimando promesas de fin de campaña electoral y desean "hablar sobre seguro".
La contundencia de los datos es de tal calibre, que el asunto debería pasar directamente a los respectivos asuntos jurídicos. Por si lo que estamos desatendiendo es el interés general. Pero...
está "la industria", o la parte de ella asociada y personada con sus lobbies correspondientes.
Así que no habrá grandes aspavientos ni alaracas mitineras.
Mi isleño amigo Almeida contrasta esta experiencia y sentido común de las masas con las helicoidales reflexiones de
la Fiscalía y justo lo que alguna que otra ministra, alguna que otra portavoz del Partido Popular y, por supuesto, todos los fundamentalistas del copyright se empeñan en negar una y otra vez.Nos complicamos la vida cuando firmamos que las cuestiones deberían ser aprobadas, establecidas, definidas... por acuerdo mayoritario. La ciudadanía nos desenganchamos del discurso que ni se explica ni se entiende. Cuando tantas veces no la minorías, el resto, no importábamos un pimiento. Ahora andan con pies de plomo para evitar "daños colaterales", perjuicios a terceros y demás miramientos.
Como apliquen la misma tónica, con la reestructuración de la industria tóxica y peligrosa, mal ubicada y peor controlada, nos morimos sin remedio. Y no por el humo de unos cigarrillos.
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