Anoche ví la tele, confieso. Entre pelís viejas y documentales superficiales encontré un programa, no algo comprado en el mercado americano de series con médic@s.
Imágenes que gobiernan conversaciones
El ritmo y los planos recordaban el periodismo que nunca existió, lo que soño ser la televisión. Por eso puedo afirmar... ayer vi tele.
Hablaba, enseñaba, denunciaba, con preguntas, con responsabilidades.
Y los planos no decoraban, ni molestaban.
La gente que contaba su problema dirigió los emplazamientos de cámara, las localizaciones. "Guionizaron" y montaron la escaleta.
En elecciones..., cuando hay que callarse, para dejar el cielo al ruido político, a esa chicharra del programa electoral monocorde vestidito de colores. Como si nos interesaran las infraestructuras en carísimos folletos.
Imágenes de gente y mierda
Las imágenes mostraban a la gente de Huelva que enferma y muere. Y al corte, al lado, las chimeneas del veneno químico, a pocos cientos de metros balsas de 1.200 hectáreas (está bien) y otras, con residuos de la central de carbón, del tratamiento petroquímico, de los fertilizantes. Hay tantas tonelados de mierda que un centenar de camiones diarios no las vaciaría en años.
(El campo radioactivo de fosfoyesos viene siendo denunciado por ecologistas en acción, al menos desde 2002. Riesgos para la salud están avisados hasta en los informes del CSIC (pdf) y sin mirar más allá de los límites legales en España. Como si las leyes fueran garantía de salud y bienestar)
Imágenes de política y ciencia
Imágenes y voces de ministras y consejeras autonómicas.
Una invocando acuerdos e informes, de Kioto a Stern: el peligro está cerca.
Otra hablando de informes de empresa y voces de científicos que niegan la relación directa entre las químicas y las fábricas de fertilizantes con los cánceres y las deformaciones. Científicamente, dice, no se puede demostrar que los venenos industriales sean la causa de la mayor concentración de cáncer de Europa, de enfermedades con denominación de origen como las que disfrutan los onubenses.
La ciencia tiene sus limitaciones. Tardan sus soluciones y para algunas cosas quizá no las tengamos a tiempo.
Pero no rebajen el conocimiento en demasía. Sólo la pregunta ya hace ciencia. Puede que sea lo más científico. Y hay que ser inhumano, inmoral hasta la indignidad para sostener unas industrias bajo algo más que una razonable sospecha.
El origen de la ciencia está en la capacidad de admirarte, de darte cuenta que lo que parece obvio: vivir en el veneno, no es ni tiene por qué ser obvio: es suicida, a lo peor, asesino.
Toda imagen, es imagen de la estrella
Hace años conocí a una periodista que bordaba la entrevista. Por muchas razones; entre otras porque dirigía la pregunta en el aire, esa que nadie decía. Casi convertía en directos los programas enlatados. Según te pasaba por la cabeza, Mercedes Milá ya había preguntado.
Además Milá tiene inteligencia industrial. Sabe que el mundo de la información funciona como el resto del star system. No ha escatimado un plano suyo en décadas. En estos últimos años no he querido darme el disgusto de verla en Gran Hermano, que debe ir por el MCLXXXVIII.
No faltaron por tanto rellenos autoriales, transiciones, réplicas actoriales de la estrella-directora del programa (¿cómo se hace la pregunta y el gesto de sorpresa, horror,... por la respuesta con una sola cámara al hombro? Si no te acuerdas, mira la solución William Hurt en Al filo de la noticia (Broadcast News, 1987), el resto no vale ni para ejemplos)
Al acabar Diario de... que había empezado a las 12:45 en Tele5, tenía la sensación de haber estado demasiado tiempo conectado a una página. Y no. Ayer ví tele, un programa de televisión.
Y salvo por algunos subrayados e insertos casi me pareció televisión ciudadana.
Como si hubiera estado navegando con gente del campo de Gibraltar. Me habían llevado con sus cámaras por los edificios. Señalando los pisos ¡ cuántos! en los que viven enfermos. Mirando, por falsas ventanas, las nubes que no dejan respirar. Marcando en el suelo los cauces con aguas pesadas, organocloradas, lixiviadas... Abriendo foco y panorámicas laterales podía imaginar interminables playas de venenos, que van calando y pudriendo a dónde llegan. Si hubiera visto atardeceres o amaneceres habría sido de verdad periodismo ciudadano audiovisual. Otra vez será. Pronto.
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