En primer lugar interviene Mercedes Caridad Sebastián, publicaciones. Tras la estela de Simone Weil, un grupo en torno al libro blanco de Delors (1993) continúa el programa de digitalización para favorecer la industria europea de los contenidos. En la misma línea y durante los mismos años Al Gore había propuesto mejores sustanciales para la educación, las bibliotecas y la administración, aún con la ventaja que lleva sobre Europa. Se verán limitadas con las leyes posteriores al 11-S.
Bangemann (1994) plantea la revolución basada en la información evaluando los costes de su instauración digital en Europa. La brecha digital, en la misma UE, tiene que salvar la infopobreza, más general en los países del sur. Diez años después no hemos alcanzado una masa suficiente para sostener la industria de contenidos digitales. Y entre los suspendidos, sigue ocupando puestos destacados la e-administración. Brasil tiene más experimentada que nosotros la votación electrónica, hasta en favelas, cárceles, etc.
En este informe se propuso alcanzar cotas de teletrabajo (10%, 3% hoy en España), educación a distancia, redes de universidades e investigación, servicios telemáticos para pymes, gestión de tráfico por carretera y aéreo, gestión sanitaria, administración… una relación de objetivos que se mantienen en buena parte pendientes.
A partir de Lisboa 2002 se propone alcanzar e-Europa, ya como sociedad de conocimiento. Con una escalera bianual de objetivos programados hasta 2010. De los objetivos para 2002 algunos objetivos bastante concretos siguen a la espera de mejores soluciones: el precio y la seguridad de la conexión, aunque en velocidad no vamos tan mal, etc.
El desarrollo del programa hasta 2005 insiste en la formación en buenas prácticas en todos los campos de educación, salud, administración…
Alcanzar un espacio único en Europa, inclusivo (salvando la brecha) se insiste, sigue teniendo como fecha 2010.
Velocidad, seguridad, desarrollo de plataformas y de la comunicación entre ellas, como mejorar la confianza de los inversores y consumidores hacia los contenidos digitales europeos siguen siendo unos retos alcanzables, en opinión de la ponente.
José Antonio Moreiro, publicaciones, también de la Universidad de la U. Carlos III, habla de la evolución de la documentación informativa en medios de comunicación en el entorno español.
El archivo digital crea un nuevo mercado para los medios entre los clientes dispuestos a pagar. Menciona la alternativa libre y públicamente accesible de los Open Archives.
Explica un modelo para la gestión integrada de contenidos en los medios. En los más nuevos, cita un diario electrónico local español, las viejas funciones del documentalista junto a las nuevas, ya son despeñadas por "gestores de contenidos”. En el uso que está dando al término se notan diferencias con el uso empresarial o corporativo de la gestión de contenidos. La empresa además vincula los contenidos con la organización y la gestión de personal y de activos intangibles en las organizaciones. Habla también de wikis y blogs desde algunas herramientas libres. Además menciona la folksonomía, en el sentido de indización colaborativa, y como una oportunidad para análisis de esa multitud de contenidos que no alcancen relevancia económica o política, que serán tratados en por centros comerciales de documentación electrónica. Menciona Flickr y Del.icio.us como ejercicio folsonómico, con un "thesaurus" o "minería terminológica" ya hecha. Creo que se refiere al etiquetado.
Sobre las ontologías, dice que es un "thesauro conceptual", con más asociaciones. Una recuperación por términos unívocos de los objetos de un dominio, sigue diciendo. El objetivo es un etiquetado descriptivo... Por la descripción parece dibujar un campo de batalla para informáticos, terminólogos y documentalistas en torno a los vocabularios controlados. En las preguntas comento que hay oportunidades en la empresa y en los medios para ampliar el sentido de la gestión de contenidos y las oportunidades profesionales y académicas que me parece que tiene este sector profesional.
Eugeni Girald alma y apasionado impulsor del Cedoc (UAB) se centra en el interés por el acceso directo, táctil, a las copias de documentos originales de los partidos, de las campañas publicitarias… Se refiere al archivo y la gestión con una implicación voluntarista y desea la colaboración con asociaciones y organismos como segundo espacio, para la conservación de su patrimonio documental, para su recopilación y tratamiento. A juzgar por las simpáticas historias que recuerda, en el Cedoc debe haber un filón de “documentos menores” de la política contemporánea. De la literatura gris, casi de los panfletos, del entorno político catalán desde la guerra civil española. Repasa los mejores archivos documentales, sobre todo en las autonomías norteñas españolas. Con respecto a los tipos de documentos políticos más interesantes prefiere el archivo histórico de las conclusiones de congresos de los partidos, sindicatos, agrupaciones... los programas electorales, y por fin, los boletines que describen las etapas de cada organización.
Lamento no haber podido, dar esta escueta referencia antes. No sé si es la protección del gobierno autónomo la que limita el wifi de la U. de Santiago de Compostela en la imponente plaza del Obradoiro.
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