06 septiembre 2007

Mi Gobierno se parece al tuyo (y al de la oposición)

Uno de los problemas clásicos en diseño es agrupar una misma imagen para una familia de productos, un grupo de empresas, un país.

Mari Luz, atenta a los símbolos y gestos oficiales, avisaba en abril del concurso de Presidencia para diseñar la palabra España en los colores de la bandera, de modo que se pueda aplicar a distintos soportes y en variados formatos; la unidad necesaria para tanta publicidad oficial del Estado.

Juan Varela, fallado el concurso (quizá por la vía de en medio) mostraba la imagen. En seguida apareció uno de esos parecidos razonables, como los de Isopixel. Sobrevuela la idea de plagio de la Imagen Institucional de la República Alemana y así lo expresaban portavoces de ese país. Juan Freire comenta con claridad que la imagen y su defensa por la prensa gubernamental es parte de esas formas históricas de hacer política, propias quizá del desarrollismo o la industrialización salvaje. Como el mismo logotipo.

Estando de jurado, a veces tampoco las opciones son para felicitarse. Lo comentaron Juan Pedro Molina y muchos diseñadores. Se preguntaba Juan Pedro si tiene sentido la iniciativa del Gobierno. La pregunta me parece otra: ¿puede evitarlo un Estado si no quiere desaparecer en este mundo saturado de imágenes?

El premio era pacato para una imagen institucional de tal calado. El jurado estuvo poco avisado a la hora de deliberar y resolver, con similitudes tan cercanas. Y las bases del concurso carecen del más elemental impulso neuronal para acoger las diferencias y funciones, variadísimas, que se persigue con este logo.

La necesidad y la urgencia puede ser más o menos clara, en la Administración ( se fija Casimiro López) y en la empresa. Así que tendremos una imagen mala, pero única. Los ciudadanos también podemos ser más conscientes cómo no se hace una reunión de imágenes sociales. Además veremos la cantidad de recursos nuestros que los gobiernos destinan a una publicidad estatal no siempre eficiente ni veraz. Porque este debatillo tiene más interés electoralista cercano que lo que se pueda ganar en construcción de espacio común para todas y todos los españoles y españolas.

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