hay males extendidos y no somos conscientes
me dirigía a la facultad con la cabeza en la agenda
un anciano con bastón camina despacio por el puente sobre la vía férrea
se detiene apoya el bastón y pone un pie sobre el balaustre metálico
me detuve para girarme hacia él
con tranquilidad,
el anciano comenzó a atar los cordones sueltos de un zapato
moraleja:
estamos peor de lo que creemos
y el pensamiento oblicuo salta antes que el supuestamente normal
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