Debe haber más de una forma de acercarse a la recepción, a lo que suponemos que hace el lector o espectador ante la información.
En el recepcionismo han tenido buena voz los lectores a través de análisis como los de W. Iser o P. Ricoeur. Ya me gustaría leer como ellos.
Pero hay una recepción anterior que se encuentra en la mirada y luego continúa con la imaginación. El texto sólo ocupa el lugar intermedio entre esas imágenes que tanto interesaron a J. P. Sartre, a pesar de sus gafas o por ellas.
Entre los canonistas de la descripción seguro que salen citados Ernst Gombrich (funciones o niveles de la imagen) o Svetlana Alpers. La que dice en El arte de describir que la naturaleza es tan motivo como otra obra de arte. Y que en su copia puede haber tanto o más arte como en el que lo intentó por primera vez.
No conozco mucho de estas obras geniales. Pero creo que ninguno habla de la recepción como destino, llegada, alcanzar una posicion. Creo que esa recepción como resultado ni siquiera está al final del proceso tecnológico de la comunicación (Shannon-Weaver).
Desde la recepción, la comunicación no se simplifica bien como un proceso. Porque hablando no llegamos a otro sitio, al menos donde podamos quedarnos. Había una interés, una expectativa. Comunicarse incluye una anticipación, un conocimiento y una cierta empatía favorable que la hace posible y la pone en marcha desde sus primeros intentos.
Incluso cuando queremos confirmar que no podíamos entendernos.
Pero esa comunicación no termina porque no haya acuerdo.
Los extremos comunican sus diferencias.
La lectura o la obra no cumplieron nuestras presunciones.
Lo personal en ese caso no puede ser común. Pero ninguno ha perdido nada. Y menos aún la posición. Por que en ningún caso se trata de alcanzar un destino, de llegar un punto más allá de los otros.
La recepción también puede ser satisfactoria. Cuando acordamos o convenimos con el otro. En esta ocasión, además del acuerdo de base con el que estábamos comunicándonos, estamos en el acuerdo concreto de lo que pasamos a tener algo más en común. A partir de aquí podemos describir y hablar más parecido.
La comunicación sólo es producto, efecto y ganancia de la comunicación. Quizá a una distancia de siglos o a un abismo de estilos, pero de una forma más plena de consenso y de jerga.
Sólo eran unas vueltas eso de que la comunicación es un proceso. En lo que explico, no.
Unas vueltas a eso de que la recepción, es pasiva, recolección o fruto. Creo que a poco que te haya costado seguir mi discurso está claro que la recepción es activa, creciente, ganancial.
2 comentarios:
Daniel, me pregunto si has leído algo de la antropología comunicativa de Gregory Bateson. Creo que lo que dices apunta mucho por ahí, y debo decir que desde que asimilé la obra de Bateson entiendo muy duramente la cuestión comunicativa, es decir, desde una riqueza mucho más empírica que la que ofrece muchos modelos comunicacionales.
Y es bien interesante ver que la obra batesioniana, si uno tiene la fortuna de leerla en su recorrido, siempre ha estado apuntando hacia algo más que la comunicación, sobre todo en el sentido "ganancial" al que aludes al final. Ello se puede leer claramente en sus trabajos finales, sobre todo, los recopilados en Pasos hacia una ecología de la mente (hablando de los verdes, siempre que oigo la palabra ecología no puedo dejar de pensar ni en la mente ni en la comunicación en el sentido batesionianos). Lo que nutre mucho del enfoque de Bateson es que él nunca dejó de pensar desde la experiencia.
El problema con todos los demás modelos viene de que la experiencia es intratable académicamente hablando, y de que tratarla implica un trabajo de vida. Como sea lo de Bateson es formidable: es un enfoque que permite ir lejos con el pensamiento: si uno no quiere ir muy lejos pues simplemente no llegará muy lejos con ese enfoque. Hace mucho colgué unos textos sobre él, el principal se llama la cibernética del sí mismo, por si quieres leerlo.
Muchos saludos
Gracias por semejante comentario. Poco he leído de Bateson y siempre relacionado con terapia familiar o por motivos escolares con la Escuela de Palo Alto. Pero como ves, tengo tonillo y manías afines. Además de sus vicios espero conocer mejor sus virtudes y me propongo revisar más en serio su trabajo, para lo que no dudaré en partir de tu texto.
Sobre el valor de la experiencia en el sentido académico de la ciencia espero algunos cambios, dentro de algún tiempo. En mis clases y en dirección de investigaciones tengo más que claro que los conceptos que nos son vivenciales o experienciales no me interesan. Que para nociones muertas ya tenemos la enciclopedias en papel o digitales. Lo vivido y lo compartido es el único modo de teoría que tiene sentido y que no es un fraude.
Gracias por la atención y el detalle de tu observación.
Publicar un comentario