A pesar de mi corta memoria, sé que debo a Paul Ricoeur (apunte biográfico en wikipedia) más de una de las ideas en las que vivo.
Tendría que recorrer todo lo que se está escribiendo (articoli filosofici en varias lenguas) y recordando de este sabio del hombre,
que sobrevivió a las grandes guerras del XX, al olvido y a la fama.
Paul Ricoeur (foto AFP)
Cuando quise investigar la arquitectura del relato audiovisual, en los ochenta, Tiempo y narración (al menos estos tres libros) me sacó de los esquemas más formalistas de la narratología, que llegaba a traducida a España.
Sus libros me empujagan hacia los contenidos y las emociones de relato, que describía a caballo entre la fenomenología y la hermenéutica en los setenta y los ochenta.
Seguro que Ricouer, de la trama aristotélica, dice más. Pero su análisis de unos párrafos de la Poética, movilizaron la arquitectura en la que me estaba instalando hasta convertirla en el flujo, en el discurso, que hoy sostiene buena parte de mi mapa conceptual de la comunicación.
Hace una semana que murió y tengo que editar ya esta entrada. Ni puedo, ni quiero saldar mis deudas con él. Me queda mucho Ricoeur por recorrer y no sé si llegará a hacerlo. Sólo otra idea-nodo. Porque vivimos en una inmensa actualidad, con un sentido tan corto del presente.
Ricouer, exportando a Gadamer, es de los que hoy sostiene los vínculos con las tradiciones y con la historia (Thoughts on Ricouer, Paul Ricoeur et la pensée de l'histoire, pdf).
Con lo que recogimos de sus intuiciones sobre experiencia, la lectura, la acción ... se puede cruzar el puente a la realidad, al futuro o a los principios. Con ciertas garantías de que el paseo tiene camino de vuelta. No es fácil, ni el único camino (él intentó una vía media entre dos grandes avenidas metodológicas). Desde luego es distinto al cómodo y sonoro escepticismo.
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