05 enero 2009

los otros expertos

El libro de hace un par de años de Henry Jenkins, Convergence Culture, trata de culturas participativas. Está escrito sobre ejemplos paradigmáticos de aportaciones de gente normal, no de especialistas o técnicos. Pero con sus pequeñas intervenciones cambian la dirección de los intereses, el afán de multitudes cada vez más numerosas. La idea que vertebra cada uno de estos ejemplos es la de Inteligencia Colectiva, de Pierre Lèvy que en otros posts vengo glosando desde hace años (modelo tecnocultural abierto vs Noosfera cerrada). Esta inteligencia es plural, pero no es uniforme. Es dinámica y evolutiva, no admite una expresión definitiva, estática si no se refiere a una gente y un momento determinado.
Otra de las bases actuales y no clásicas de este libro, es la critica de Peter Walsh al “Expert Paradigm”. El experto era el que descansaba en un mar de conocimientos, pero hoy no hay Sísifo que soporte la masa informacional. Era un frontera, el paso que garantizaba el ingreso a conocimientos, a veces llamados científicos, que no podían estar al alcance de cualquiera. Cuando hoy una circunstancia o una coincidencia pueden ser los motivos precisos por los que alguien no especialista pase a ocupar el primer plano de la cadena de producción intelectual. El pensamiento experto es procedimental y protocolizado, nada comparable con las formas que hoy usan, por ejemplo, los alumnos para aprender incluso las más regladas de las disciplinas. Por último, el experto estaba por definición acreditado. Hoy al casual interventor que hace una aportación valiosa se le exige que demuestre desde la experiencia común y en palabras llanas el valor de su información. La antigüedad en el entorno digital puede ser tenida en cuenta, pero lo que convence no es la exposición académico formal, sino que muestre sus raíces en el “mundo de la vida”.

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