Una diferencia entre la primera etapa de Internet y los actuales usos colectivos o sociales de la información y la comunicación en línea, que muchos llaman web 2.0, se cifra en la separación de cuestiones de forma y de contenido.
Los contenidos ¿los separa la máquina?, ¿los separamos, clasificamos y escogemos nosotros?.
¿Dirige la tecnología nuestra organización mental? ¿Nos estamos sirviendo de la tecnología para crear un nuevo orden?
Michael Wesch es el antropólogo cultural autor del vídeo en you tube Te Machine is Us/ign Us. que supero las mil citas en blogpulse. Un antropológo cultural no suele ser en exceso racionalista. Ni conservacionista de órdenes preestablecidos. En un vídeo no se pretenderá explicar, no querrá ser conclusivo.
¿Somos la máquina o la máquina nos está usando? Supongo que ese título, y que lo recomendara medio globo, provocó que lo viéramos. Varias veces. El vídeo ha superado el millón y medio de visitas y ha sido seleccionado favorito en más de 175.000 ocasiones. En su mismo lenguaje ya existen 20 vídeo respuestas, alguno con una clase de Welsch, y más de 4000 personas han comentado en texto lo que dice.
Quitando el 80% de felicitaciones y de continuaciones lineales y el 20% de spam, pornografía y autopromoción de otros productos que nada tienen que ver con el tema del vídeo y de la web 2.0 sacaremos la opinión publicada en Internet sobre este nuevo estadio en el que podemos encontrarnos.
Claro que mi revisión no es exhaustiva (cuanto más te metes en la totalidad, creo que menos la pretendes). Simplemente concluyo, con el resto de la humanidad, somos la web. Pero no si me falla el vídeo o la argumentación. Alcanzamos el nuevo estadio porque al separar el contenido tecleado, grabado, dibujado, de su nombre, etiquetas, apartados, ... puede ser reutilizasdo y representado en distintas formas y localizaciones.
Mi desconocimiento de programación, de XML y demás, me limita en el conocimiento del poder democratizador y socializante que tiene. Mientras no llegue a ese estadio, no puedo sumarme al celestial coro 2.0. No puedo sentirme, los medios, la Red, el gobierno, la universidad,... Pertenezco a una generación afectivamente mermada por prohibiciones. Además fuí enseñado en explicaciones y esfuerzo. Así que se pueden felicitar quienes han llegado. A mí aún me queda el trecho de recorrer eso de que la separación de las cuestiones de formato nos conduce inevitablemente a nuevos órdenes entre automáticos y masivos.
Aunque yo etiquetara perfectamente este post, cosa que no creo posible, el índice de alusiones y de sugerencias, la parte fuerte del "contenido" la raíz de la conectividad, es la que probablemente no lleve a ningún otro enlace, comentario, ni cita... y sin embargo sigue actuando junto a los que tienen dudas de lo que podemos y debemos hacer para controlar nuestro conocimiento o comunicación agregrada o distribuida.
Esa es otra Red que no está en la Red y que también estructura la Red.
La idea del progreso que tienen el propio Wesch y sus alumnos sobre este interesante golpe de efecto va por derrotores muy distintos. Quizá sorprendidos de que podemos gestionar vídeos en hojas de cálculo. Blog Digital Ethnography, 5 marzo
También veo que Tíscar aterriza también en esta cuestion y recoge los motivos de la encuesta por la que "tubeamos".
2 comentarios:
Coma tu desconozco lenguajes y programación, pero considero que el poder democrático y socializante opera fundamentalmente a través de los comentarios y la posibilidad de que las reacciones que suscita un discurso puedan materializarse, registrarse y de múltiples formas alterar por ampliación dicho discurso. Nos queda tal vez aceptar a ese hecho para salir de nuestrar tribus y recibir con agrado a todos los extranjeros que visitan los territorios que habitamos con o sin visado. Tal vez tendríamos que ver nuestros blogs como territorios menos privados. Dice Descartes que el buen sentido es la cosa más repartida del mundo, tal vez podamos encontralo en cualquier parte.
No se si debiera ser eso lo que Mcluhan diría que deberían hacernos los nuevos medios.
En efecto son poco personales así mirados.
Tejen unas relaciones insospechadas, con nuestro pasado, pero sobre todo con los presentes que desconocíamos y nos ponen en relación.
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