Uno de los principales problemas para jerarquizar o priorizar contenidos en una interfaz no es asunto de diseño de interacción, ni de diseño de información ni de arquitectura de la información. Hay respuestas para organizar grandes cantidades de información y pasarla al primer plano. Podemos seguir opciones automáticas, podemos hacer que los usuarios, con sus clicks, vayan priorizando los enlaces que tienen que subir a los primeros niveles de acceso.
Si además queremos que el que entra en un espacio web se sitúe en una atmósfera, en un ambiente y queremos que comparta con otros las prioridades, las razones, los valores en aquel entorno no nos valen ni categorías aleatorias, ni folksonomías. Pero, ¿cómo se puede afirmar y postular una clasificación coherente y completa después de la dinamitación postmoderna de los paradigmas y de las instituciones? Si no podemos enumerar la cultura como las especies animales, si no somos capaces de ordenar según lo importante (verdadero, bueno, esperado, etc.), no tendremos fundamento para una teoría de la interfaz ni en consecuencia de la interacción.
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