Difiero. Ya me ha pasado otras veces.
Umberto Eco culpa a Internet y al colegio del aplastamiento del pasado sobre el presente.
Por eso las encuestas a gente joven confunden héroes de ficción con personajes reales (el espectador.com). Como en la maraña de datos no se distinguen unos de otros...
¿Por qué es tan grave que la historia se vea menos como aquella buena maestra que nos enseña a vivir y a pensar? ¿Acaso con más lecciones históricas reduciríamos los errores estratégicos actuales?
Las culturas, la propia y las ajenas nos forman. Pero no dan respuestas. Y cuando las culturas actuales resuelvan, si lo consiguen los interrogantes planteados, pasarán al archivo seguramente una wikipedia. Me cuesta reconocer en estas ideas al que trazaba puentes entre realidad y ficción cuando escribía ensayos como Los límites de la interpretación o cuando escribía documentadas novelas como El nombre de la rosa o El péndulo de Foucault.
¿Que le ha pasado a la Historia en estos años? En la escala de Eco ha subido de valor. Y ha perdido algo de la ficción, ese carácter de imagen, de construcción social que me pareción entenderle en otras lecturas.
Vía Marcos Taracido en LdN.
Vaya, veo, que también a Tom Wolfe los blogs le dan risa.
Espero que no sea generacional... o me queda poco.
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