Una playa no es una cantera de arena para la construcción.
Un bosque no es un almacén de madera.
Un río no se un canal con agua.
Y ¿qué vale más la madera o un bosque, el agua o un río?
Cuando pongas precio al negocio, pon al lado lo que vale tu vida y las de los tuyos.
Las perogrulladas deben despertarnos de las frases hechas, mal hechas cuando encima no son ciertas.
Esta evidencia, que por diaria no se ve, es la que da sentido a la Fundación Nueva Cultura del Agua y anima el trabajo del profesor Pedro Arrojo, premio Goldman 2003 para Europa, algo así como el nobel regional en medio ambiente.
Además de la importancia del mensaje, se merece otros premios por el estilo que propone. Pide nuevas formas para superar diferentes puntos de vista. Salir del nefasto juego político que está usándonos para enfrentar unos pueblos con sus vecinos. Cuando compartimos visiones e intereses. Hemos de llevarnos. Y atender más a las razones que se esgrimen. Pero, quizá lo más importante sea comprender los valores que otros ensalzan.
Es cultura y del agua por doble motivo. Cultura, diáfana y transparente en el lenguaje que nos lo cuenta. Agua, que volvamos a mirarla como es, sin quitarle una gota de todo lo que realmente vale.
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