18 diciembre 2006

Diseño experiencial: yo también quiero ser ciencia

Necesitamos teorías de diseño experiencial. ¿Hasta dónde resultan útiles, gratas,...? ¿Dónde, en qué son mejorables nuestras aplicaciones? Así plantea su artículo Bob Jacobson en Total Experience, uno blog sobre la materia en Corante. Y la cuestión queda centrada:
Theories are important: they're tested short-cuts to knowledge that can be shared widely within the experience design community, including with new designers just setting out. If you think about it, it's pretty difficult to state a theory of experience design. Theories are rare in every design discipline, but in those where theories exist -- like the theory of taxonomical structure in information design or wayfinding theory in environmental design -- they're reliable guides to practice. Experience design is still considered mainly an art, because (in my opinion) of a radical disconnect between those who study experience (cognitive scientists, environmental psychologists, etc.) and the designers who create experiences. Sometimes I think that designers' ignorance of the pertinent science is almost willful, because science imposes constraints that require more than shoot-from-the-hip creativity to succeed. On the other hand, it may just be that designers are practicing remarkable heuristic feats, doing the science in their heads. (All of this goes for the ancillary professions marshalled to support designers, too, like ethnographers and market researchers.)
Otros que piden parcela en la urbanización de la ciencia. ¿Por qué no quiere quedarse el artesano, el práctico, en el rural en que vive? ¿Podemos trasladar todas las artes y técnicas a la urbe científica (ya casi megápolis)? Es la vida de todos también la de la ciencia. Sin influencia no vales lo mismo (ni tampoco puedes cobrarlo, o pretender cobrarlo)

Queremos teorías para llegar más lejos, para conocer atajos, y vías muertas. Ponerle los hilos teóricos a la experiencia tiene el serio inconveniente de que la formación racional limita la creatividad. Al menos esto se repite mucho, luego Da Vinci, Erasmo o Ramón y Cajal serán excepciones. Otro día defenderé la creatividad y la practicidad de la teoría. Hoy sólo me cuestiono que la crítica del diseño, como la de la televisión, la del cine o la del urbanismo han sido los espacios que primero racionalizan prácticas y experiencias, el camino previo en el ascenso al mausoleo científico.

Bob quiere publicar Teoría y práctica del diseño experiencial, dice que los buenos casos ya los tiene, con magníficos diseñadores de su país o costa. A ver cómo organiza el índice, cómo enlaza los desenlaces de cada brilante caso, para que se llene el espacio del diseño experiencial, no con oleadas marinas que nada dejan.

Después de años de trabajo, de eventos y publicaciones quieren tener casa propia. Aunque sólo sea reuniendo las habitaciones y salones que tenían ya bien adornadas en sus ciencias madrastras: la etnología urbana, el marketing social y las demás que cita este sugerente artículo. Definir un campo, algunas de sus principales perspectivas y el objeto preferente de su estudio es el formulario de entrada a la ciencia. Luego vendrán los reconocimientos de parentesco, legítimos e ilegítimos, con o antes de las peleas de familia.

Abriendo la cuestión más allá de los críticos, a los públicos también he mencionado alguna vez otros critico-teóricos de estos diseños. Algunas de estas notas en Comunisfera sobre Edward Tufte, Don Norman, Nathan Shedroff, Peter Morville, Barry Schwartz, Luke Wroblewski (Luke W., ff)

Si no tienes verdadera necesidad de dinero o influencia sino recomendando la vida en el campo. Quizá vuelva algún día sobre el bucolismo científico o las églogas teóricas.

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