II. TRENDS vs CULTURE
¡Cada vez parece más tonto buscarse hoy en Google, si no eres tertuliana o futbolista! (Y si lo eres, peor)
Que si nos reinventamos, nos hacemos más libres... ¿Pareciéndonos a los populares del cole?
En el post anterior dudaba de esas marcas que más que personales parecen globales.
Un pensamiento en decadencia como el conservador cuenta mejor que un buscador lo que está pasando: "es la confluencia de tensiones socio-psicológicas, cuando faltan recursos culturales mediante los cuales se pueda dar sentido a las tensiones, lo que prepara el escenario para que aparezcan ideologías sistemáticas (políticas, morales o económicas)" (
Geertz, 1990: 191).
En general, la solución fácil en una complicada crisis suele quedarse -a lo sumo- en recetilla ideológica. Por mucho que se repita no llega a teoría, ni siquiera a hipótesis.
Si la actualidad no da para más por culpa de su ruido, ¿cuánto puede aportar la propia cultura, la tierra madre, a un proyecto identitario?
Mejor seguimos con la duda sistémica del post anterior, porque la respuesta de siempre, en una crisis tan real como ésta, es probable que no solucione hoy nada de todo eso que queda disfuncional y chirríante de la modernidad.
Como en otros cambios de ciclo, la arquitectura de nuestras instituciones se ha enredado entre burocracias económicas y políticas. Así las comunidades locales apenas sobreviven con migajas de los circuitos del poder. En semejante desierto poca contracultura se nota, salvo en el sarcasmo o la ironía. Y a algunos viñetistas les cuesta encima su vida. En los memes, por ejemplo, se nota la vuelta digital a una oralidad distribuida, amplificada. No se difunde por medios de masas, pero si llega a toda la globalidad tecnificada.
Durante siglos -sobre todo en periodos de estabilidad- acudimos a los reservorios de sabiduría en los pozos locales de las culturas. Con tanto paso de tiempo mohos machistas, fundamentalistas o aquejados del nacionalismo envidioso de quien llegó tarde al reparto de Estados... Así que los sentidos y valores locales necesitan alguna limpieza por lo que tampoco podemos seguir a la línea la falsilla cultural.
No lo tienen mejor las culturas corporativas, institucionales o empresariales en general. Además de los procesos de producción y distribución, por encima y por debajo de ellos, nuestra reinvención está cambiando el estilo de vida y todas las organizaciones se dan cuenta. No volveríamos a vieja rutinas por más que los pongan barato y sencillo.
Nos ponemos conservacionistas mirando qué aprovechar aún de tradiciones y herencias. Y les damos incluso una nueva vida, pero ya sin el secreto ni la docilidad sumisa de aquella modernidad, que sólo concedió la distinción de una marca a pocos y privilegiados.
Lo más vivo de las culturas locales queda en lo cercano, en la conversación. Tras el viaje digital volvemos a la reunión de la tribu.
Zubiri (1940, 194) insiste en enfocar el diálogo como origen de la comunidad, y la vida comunal como expresión y manifestación de la cultura viva, recordada. Podemos ponerle iconitos de geolocalización, siempre que no confundamos conexión, conectividad o app con la comunicación y las relaciones en una cultura local. La carga de valor y de orientación de los signos viene de los sentidos, de las recomendaciones. De la buena reputación que da navegación y comunicación al mapa digital de un territorio/tiempo cultural.
En un segundo sentido, ya desentendidos de la actualidad y de las modas comentadas en el post anterior, cabe fijar la reinvención las formas actualizables de nuestras culturas nativas o adoptivas. Además del networking entre perfiles modernos, está la versión local del profesional actual. Y no es local por el habla o la indumentaria. Local también significa enraizado, conectado con agentes diferentes unidos por servicios comunitarios más urgentes precisamente por la misma crisis. Son cultura ya que no la realizan individualistas marcas modernas. La reinvención es cultural porque sólo puede ser colectiva. En algunos casos como servicios cooperativos ocasionales. Y en los mejores ejemplos como colaboración abierta en proyectos de servicio local.
Queda otra dimensión más teórica, pero vale por ahora. Reinventarnos no es descubrir la estética que está mejor por lo que dicen los expertos. No puede ser abjurar del útero cultural. Así que tendrá que redescubrir y reciclar los valores con los que ganan en sentido nuevos sentidos de vida y de profesión.