No sé cómo equilibrar los días de encerrona que llevo. De mañana a tarde, discutir y pactar los nuevos planes de estudios de los grados universitarios de comunicación.
Tendría que oir a gente de decenas de países y leer cientos de horas para evitar ataques severos de provincianismo y corporativismo.
También en este caso la solución mira a los blogs, a seguir algunas redes de Journalism Education. Por sugerencia de Ponto Media recojo la entrada de Journalism Iconoclast, the-great-journalism-education-debate. El asunto viene de atras y no estuvo menos calentito el año pasado (artículo en ZD net).
No hay mucha diferencia entre el debate global y las discusiones locales, en mi pasillo. La enseñanza se ha pegado estos años a lo que hacían los medios, a los estilos empresariales. No hemos sido suficientemente innovadores. O este "saber hacer" no funciona para mantener las audiencias (DirCom, hace unos días, Jarvis la semana pasada).
Si el periodismo no innova, aún menos la educación periodística. Y es cierto, en nuestros planes los laboratorios no son de innovación de creación. Incluso las asignaturas de proyectos tienen fuertes normativas y protocolos restrictivos para no tener que enfrentarnos a debates a la hora de evaluar.
Las discusiones estadounidenses resuenan tremendamente locales. Si hacen falta postgrados, o es una enseñanza netamente de grado. Si debe ser transversalmente cruzada por cualquier disciplina que se precie, como un plan de estudios de COU en sociales estirado... Si debe tener una orientación netamente especializada en sus tecnicas informativas. ¿Cómo no tener encuenta los cambios en las comunicaciones y las rápidas sustituciones de dispositivos tecnológicos?
Me tranquiliza no haber encontrado en esta revisión del globo posiciones muy diferentes de lo hemos dicho y oído en los últimos 6 meses de reuniones. Simplemente lamenteo la cantidad, lo numerosas que son intervenciones obsoletas. El modelo de negocio, el producto y los mismos conceptos son idealizaciones, raramente cumplidas. No entiendo el ardor por sostener lo que casi nunca existió. Estamos en otras señores...
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