Hoy unos vocales eligen al presidente del máximo órgano español del
Poder Judicial. Me gustaría que lo hicieran.
Pero no va a ser así. Los medios llevan días anunciando quién va es el "destapado", su currículum... No tengo nada contra esa persona. Deseo que lo haga al menos tan bien y con el acuerdo de sus colegas como lo ha hecho en la Audiencia Nacional.
La falacia es que los vocales hayan ido a recibir órdenes a los partidos políticos que los han nombrado. Lo hoy se celebra es la ficción electoral, uno de los mitos democráticos.
En la escuela moderna enseñamos a Montesquieu. Decimos que los tres poderes del Estado son autónomos y libres: ejecutivo, legislativo y judicial.
Creo más sincero (quizá postmoderno) reconocer el único y supremo poder:
el Gobierno, del que depende su partido político, el parlamento y los jueces.
La oposición, son los que esperan ser el siguiente Gobierno.
Y repito que me encantaría que realmente los vocales del Consejo del Poder Judicial estuvieran realmente discutiendo para elegir el mejor presidente. Que podría ser el destapado o una mujer. Pero elegido por otros motivos y con la independencia que la democracia les supone
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