Desde Protocolo y Comunicación me encuentro con el nº 75 de la revista Telos dedicado a esa difícil y utópica comunicación política. El dossier central es sencillo y ameno de leer, trata sobre redes sociales y escriben bloguero/as conocidos y coordina Antonio Fumero.
11 números después leo más bloguero y sincero a Saez Vacas que se queja de la falta de tiempo para avanzar en la reflexión sobre el impacto social de la tecnología. Sus flashes intelectuales sincopados, rasgados sirven para conectar con eso en lo que estamos cambiando.
En su artículo Fumero mide y describe las principales redes sociales. Romina Cachia también aporta otros datos y descripciones de los comportamientos societarios. Genís Roca parece más interesado en entrever si de las redes saldrán negocios generalistas o más corporativos. No consigo darle el alcance paradigma a la propuesta de la Información Fragmentada que presenta José María Cerezo.
Fernando Santamaría señala que donde la gente ya está unida es más fácil aprovecharlo para educar (o para aprender juntos). Mis alumnos decían que no les tocara Tuenti que usáramos este curso cualquier otra. Andy Ramos Gil de la Haza entreteje las duras relaciones entre el mundo de las herencias y de las propiedades con el espíritu de intercambio en las redes. Humano y concreto como es Julen Iturbe, así ve las posibilidades empresariales del networking social. Sonia Fernández, a la que aconsejo experiencia bloguera, apunta los trazos de un futuro posible o de una veleidad como ocurre con la mayor parte de las cosas en la web. Es de las que piensan que están aquí para quedarse. José Luis Molinuevo se sale de su habitual pensamiento en imágenes, para evaluar las opciones y riesgos de una estetica 2.0. Eso pretendían los maestros y los educadores, pero en el pastiche postmoderno de los fragmentos estéticos y antiestéticos la cuestión cultural se vuelve, otra vez, una nueva cuestión sobre los valores. Luis García de la Fuente tiene tras sus palabras el colaborar con otros en lanzar Last Infoo, las ediciones corporativas que se aprovechan de modelos editoriales blogueros bajo algún patrocinio principal recogiendo la publicidad relacionada con un sector y unos públicos determinados, como otras compañias comerciales de blogs. Tíscar Lara viajera y trabajadora como siempre, sigue pensando en el periodismo posible que las redes lleguen a algo a lo que los diarios no pudieron.
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