Brief
de negocio minorista
Un pequeño
comerciante local se plantea responsabilizarse más directamente de
su comunicación y duda sobre las alternativas a tomar. Necesita una
recomendación concreta a la vista de una situación con riesgos en
el contexto sin desaprovechar los activos e intangibles que le proporciona en su día a día.
Comunicación estacional y de proximidad
Se trata
de un negocio familiar de varias generaciones con unos diez empleados. Distribuye herramientas
domésticas y materiales o abonos para el jardín de fabricantes internacionales. Con aceptación en
su entorno y un aceptable nivel de ventas, a pesar / por la crisis. El sector de la conservación y el mantenimiento doméstico ha sido amenazado por grandes superficies, algunas directamente especializadas en el bricolaje. Con la extensión del consumismo la gente no mira mucho, tira y compra otro barato. Incluso la compra poco pensada a precio bajo parece bajar. En los últimos años se han abierto próximos
negocios similares, sin la antigüedad y el reconocimiento de esta
tienda entre sus vecinos. Aunque no cuenta con un equipo perfecto en la
tienda, se percibe confianza en las soluciones que aportan y en
general la clientela está satisfecha con la atención prestada. Parece que el
bricolaje tiene algo de estacional, masculino y maduro, más que juvenil. Aunque gente
mayor y mujeres se ven también, quizá más, entre los habituales de la tienda. Algún
taller de vez en cuando permite divulgar novedades y asuntos de interés con información y ejemplos para la temporada. También organiza o patrocina alguna excursión,
por otoño o primavera, para disfrutar y cuidar de un monte vecinal,
pasión compartida con algunos empleados y clientes más tratados en
estas excursiones.
Posibles direcciones de la comunicación
El comercio hacía publicidad en
general en prensa, con inserciones de temporada por un importe anual
de unos 3000 €. El logotipo y papelería no son de lo más
actuales pero ya han sido actualizados conservando rasgos originales. Un rebranding podría ser signo de un posicionamiento más activo en su propia comunicación, pero también puede esperar. La página web es bastante clara y muestra el catálogo y las opciones de pedido, pero no
destaca entre la miles de páginas similares. Además de en internet, en el barrio hay un
extendido buzoneo de ofertas a precios realmente
increíbles por distribuidores globales. Puede que no den calidad y tienen pocas especificaciones para medir su duración y eficacia.
Los
anuncios
en prensa local pueden seguir siendo la opción más cómoda
y barata: unos módulos en blanco y negro delinean las herramientas
que se promocionan por temporada con un sencillo texto y la dirección
del comercio y a un precio asequible cada comunicación. Los cupones de
descuento y otros indicadores de alcance parecen competir con las
ofertas de los centros comerciales con ferretería y jardín.
Por
un precio algo superior se baraja contrata un servicio de marketing de
contenidos, que con una tarifa plana mensual se encargue de actualizar
la web y de gestionar una página de empresa en Facebook porque no hay
mucha actividad digital en los negocios vecinos.
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La
opción más barata implicaría a más de un miembro del comercio, en el
que contamos con un par de empleados y el gerente con conocimiento del
sector y voluntad de gestionar por ellos mismos una comunicación más
allá del mostrador y del despacho que comparten con sus interlocutores.
Esta opción seguramente simplificaría la comunicación y ahorraría
repeticiones, dando alcance y duración a talleres que resultaron
agradables e instructivos. Además del precio hay que contar con que
esta intervención puede cambiar las posiciones y el valor de algunos en
la empresa. Es imprevisible el posible efecto a medio plazo sobre el
negocio de una comunicación más abierta con grupos locales.
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