Dudo estos días entre las formulas de enseñanza mas antiguas y las mas modernas, al menos para la moda. Mis recuerdos de lectura de diálogos de Platón se enfrentan con las publicaciones y referencias muy frecuentes al constructivismo (conductismo cognitivo y familia).
En los diálogos del joven Platón encontramos la conversación socrática. Cuando el filósofo habla, pregunta desde una aparente ignorancia, al político, al retórico, a una figura de su época.
En mi mitología particular, Sócrates es el símbolo existencial por excelencia,; además la más acabada figura del magisterio. Advierto de que pueden ser cosas de la edad (mi infancia son recuerdos madrileños diez años antes de la muerte del Generalísimo).
Pero, ¿cómo ve la paideia ateniense un constructivista? En los Diálogos leemos un proceso finalista, ya que el maestro orienta las preguntas para que el otro entienda aquello que completa o corrige sus nociones. Sócrates mismo dice que él solo ejerce el oficio de matrona, como su madre. Es asunto de cada una/o descubrir la verdad con las pistas que va dejando. No sé a quién leí, quizá Ricoeur, que san Agustín de Hipona es el primero en relacionar la trama narrativa con ir dejando pistas, sembrando señales ("semina spargere" o algo así).
No encuentro demasiado parecido con el proceso de aprendizaje en Jerome Bruner (1966, pero también 1986,1990,1996) . Según se mire, el contructivismo puede parecer más intervencionista en el proceso de aprendizaje. Aquí el recorrido, casi casual, de la charla socrática se prepara con esquemas que simplifiquen los complejos reales y científicos. Y para llegar a los patrones culturales se fijan caminos, rutas experimentadas, autopistas preferentes. para la instrucción.
En los dos ejemplos de educación, el interés y las ganas de saber son los motores de la interacción. Más tutorial y personalista la visión platónica del "alumbramiento" socrático. Más estructuralista y ritual, la imagen que tengo del constructivismo.
También me parece coincidente la importancia que en ambos relatos se da a la observación, a la mirada del maestro. Una interrogación en profundidad se esconde en el caso socrático tras admiradas preguntas al líder (alumno).
La gestión de la confianza en uno mismo es igualmente clave en el proceso instructivo constructivista. Además de la autoconfianza y el control, al que atienden los piscopedagogos de la escuela de Albert Bandura, late una suposición de que los más seguros rozan fama o éxito, que si no es lo que querían, les puede dejar cerca.
Pero el principio de alumbramiento es interior, personal, sin las semillas de formas, de ideas con que alimentan los platónicos a sus educandos.
En el uso educativo de los blogs, veo ambas cosas. Rutinas y esquemas que repiten, o re-descubren las/os alumna/os. Y además extensiones, multiplicaciones que sólo remotamente se parecen a las semillas de las que parten. Es posible que en las aulas convivan espíritus diferentes, en los que "funcionan" de modo diverso ambos estilos de maestro. Por muy lejos que vivamos de mundo de las ideas, tampoco somos habitantes de las estructuras culturales o cognitivas. Queden aquí las notas de lecturas de estos días, tendrían que seguir con cuestiones de recepcionismo. Pero ya será en otros días.
Tenía que haberme disfrazado de Sócrates.
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