Cuanto más vivimos la
comunicación en redes sociales, más extraña resulta cómo la universidad comunica lo que investiga fuera de plataformas digitales. Vemos cambiar las formas hasta en los reticentes diarios
y se nota más que las instituciones arcaicas siguen
inamovibles.
No se ablanda un ápice
el formato académico, como encerrando poder y autoridad de otros
tiempos, en materiales tan rígidos como el libro impreso o esa foto pdf del artículo académico en revistas y portales web editoriales.
A cualquiera
resultaría más vistosa una narración de experiencias. Pero mejorar
la comunicación de investigaciones va más allá del aspecto estético. Con un relato ágil no sólo se
aporta información más legible; se acompaña además de guía y de
recomendación, justo lo necesario para aprendices y posibles
colaboradores. En una narración de experiencias investigadoras
ganamos compañeras para reproducir el viaje. Y guías expertas, con
sus mapas, paisajes, gráficos, subrayados y notas aclarando la
selección y las fuentes para aprender y continuar conociendo la
comunicación.
Algunas ciencias, al
menos las más jóvenes nacidas en el siglo pasado, no deben
confundirse como interdisciplinares. Son disciplinares, y componen un
cuerpo de conocimientos cada vez más amplio y completo. Lo que son
es transversales. Así que no presentan cosmovisiones ni poderosas
arquitecturas de contenidos que se desplazan como un índice o se
encuentran abrigadas en cada pdf.
Ciencias disciplinares
y transversales como las nacidas en la aceleración histórica de la
actual decadencia cultural, se muestran -como éste tiempo- dinámicas,
procesuales, evolutivas. Igual de líquidos son sus canales de
aprendizaje y para el desarrollo científico, enfrentados a problemas
del momento y obligadas a proyectar los mejores futuros realizables.
Como otras
disciplinas, la comunicación se aprende de la experiencia y se
mejora con proyectos. Se entiende entonces la demanda de que sus
investigaciones sean análisis, y al mismo tiempo
decontextualizaciones, ya que sus casos no se van a reproducir. Otro
textos científicos sobre comunicación deberían encerrar
deliberaciones sobre las mejores opciones comunicativas en el
complejo presente. Que no pueda ser una ciencia del control y de la
predicción (como casi ninguna lo es), no le quita opciones de
exploración y de propuesta. Uno de los rasgos de la comunicación
más viva y expansiva es precisamente su capacidad de irse
descubriendo al comunicarse. De ir construyendo algo posible según
se va compartiendo. La foto la tomé subiendo al mirador de Pena Corneira sobre el río Miño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario