Desde finales del siglo pasado parece que se ha instalado -para quedarse- eso de hablar de nuevo paradigma. Cual piedra de Sísifo, vuelve una y otra vez por los papeles académicos, invade posts grises de contenido profesional. Cansa un poco; pongámonos serios.
Yaskina Valentina |
Algo que lleva medio siglo emergiendo, o es una ballena o quedó en alucinación. Con todo respeto,
porque la claridad en comunicación y en sociedad no depende de ningún método hipotético deductivo. Y sí mucho -en cambio- de las varas de medir.
Un trending topic tuitero o un google trends, tiene de tendencia emergente lo mismo que vale de noticia un vídeo de upsocial spammeado por redes sociales. Puedes reírte -o llorar-, pero su efecto consumista-político es más boem indirecto. Las notas líquidas -en formato vídeo, tuit o autofoto- parecen evaporarse como un placebo, otro pasar el rato de la sociedad del bienestar entretenido.
Y llevando algo en las venas, ¿lo que decimos se lo está llevando el viento? ¿Es ñoñería sentimentaloide el slacktivismo, el ciberactivismo de clickar? Hace ya unas cuantas décadas que se intenta vaciar los valores. Especialmente los más sociales. Y continúa la guerra político-económica contra los -ismos (naturalismo, feminismo, nacionalismo, ecologismo, cooperación, solidaridad,...) Lo último es decir que en las redes sociales no se arreglan nada. Para luego caer en la cuenta de que el sistema se está deshaciendo de todas esas apariencias, "porque ahora con la crisis no puede pagar". Justo no puede pagar nada de lo que es valioso.
Foto de Mimia3 |
Allá ellos. ¿Ayudan las redes? ¿Se están haciendo cosas? Incluso con la misma vara de medir que provoca la crisis encontramos eficacia, y poco a poco podemos ver resultados, y sostenidos. Se mide la ecología (que es más que sus parámetros) como la suma de los territorios que son hoy sosteniblemente custodiados por sus comunidades cercanas (custodia del territorio en Galicia).
Hay quienes valoran la educación, más que su vida. Como la expresa Malala Yousafzai, que la demanda universal y abierta (lástima que Viacom haya retirado el vídeo porque estamos en zona de sombra del CopyRígido). Si ella acepta los tiros con su pequeña resistencia de querer aprender, ¿hasta dónde aceptamos unos muros digitales sobre nuestra herencia? ¿Quién puede vallar lo que era conocimiento y arte de nuestros antecesores, ahora puesto bajo pago? En estos casos la educación no emerge, se encuentra en emergencia, de la sanitaria. Pero -inevitablemente- el procomún crece. Wikipedia no ha quedado como un ejemplo aislado.
Hablando de afloramiento de valores vemos en nuestro barrio o aldea alguna tienda del comercio justo. Enorgullece encontrar puntos de economía del bien común. Aunque el Slow Food y la alimentación sostenible de proximidad no pueda dominar entre nuestros alimentos en la nevera o la despensa. Apenas son delicatessen éticas. Compramos muchas más cosas baratas, de esas que descuentan la explotación salarial, la contaminación, la usurpación de materias primas.... Nuestros líderes del beneficio inmediato, los reyes del corto plazo, dominan los mercados de la irresponsabilidad. No podemos cubrir sus vergüenzas pagando de nuestro bolsillo tantas injusticias sociales y medioambientales. Pero va subiendo el interés por la trazabilidad. Y resulta más cercano conocer si una ropa está limpia de injusticias o no. También aprendemos a hacer compras colectivas, a reutilizar y mantener, a apoyar cooperativas locales autosuficientes.
No hace falta seguir hablando de "valores emergentes" cuando se normalizan y pasan a ser (pro-) comunes. Ya que desde los hechos es apresurado llamarlos mayoritarios, quizá deberíamos cambiar el discurso del new paradigm por el del paradigma alternativo, futuro potencial o equivalentes. Al menos mientras no coja un poco más de cuerpo. Pero cuenta con la comunicación digital para ayudar nuevos constructos sociales (extituciones, exnovaciones) en la línea de estos brotes verdes que también anuncian su primavera en redes sociales.
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