Leer figura entre los entretenimientos más saludables de estos días. Termino We-Think de Charles Leadbeater. Escrito en un inglés muy asequible, se pregunta sobre cuánto compartimos en Internet. El texto nació en su blog en 2006, utiliza 257 ideas que ha compartido con quienes le han comentado allí. La redacción también ha sido revisada, entre otros por su mujer. No es la primera vez que una obra se debe a tantos, y será más frecuente en el futuro. Sirve de ejemplo inicial de la conversación que pretenden seguir estas ideas, ahora con los lectores de las páginas impresas.
Escogí este texto entre el montón de publicaciones de este año sobre mi mesilla. El tiempo de ocio permite revisar cómo y qué compartimos en Red. Contra la estúpida publicidad gubernamental, (si eres legal, eres legal) tiene más sentido lo contrario según Leadbeater: You are what you share. Son nuestras palabras, las fotos, los mensajes que compartimos con los demás, no sólo los que nos identifican por dónde pasamos. Esas huellas digitales ayudan a perfilar y definir proyectos, modos de ser.
Leadbeater describe los riesgos y las posibilidades de la colaboración digital, de esos muchos pocos que hacen wikipedia o la banca de Yunus por todo el mundo. El texto recuerda el periodismo económico que escribió anteriormente este autor, pero supera la información cuando reconoce que pasamos de una época de producción de masas a otra de innovación de masas.
El capítulo que me ha gustado más es el segundo, The roots of We-Think. En este punto del libro las raíces de la web 2.0 se buscan en sus antecedentes, entre sus pioneros. Por un lado recupera conocidas historias de los geeks. Cómo empezamos a aportar y construir para la red por puro estímulo personal desde finales de los 90. La historia de los blogs presta buen ejemplo de este despliegue de participación trenzada que está originando nuevas formas de organización, de negocio y de convertirnos en seres sociales en formas desconocidas hasta el presente. El futuro de las comunidades digitales fue presentado por Doug Engelbart el 9 de diciembre de 1968. Hoy podemos ver múltiples ejemplos.
Entre los pioneros activistas Leadbeater recoge la historia de Fred Moore que en los setenta impulsa los clubes de aficionados a los ordenadores que componen la Community Memory y otros trabajos colaborativos. Tras su muerte en un accidente Leo Felsenstein, sigue con The Tribe y expone elementos del espíritu hacker hoy compartido por muchos usuarios de tecnologías digitales. La filosofía de estos tecnólogos y activistas iniciales deja claro que se oponen a una información controlada y difundida industrialmente por los grupos mediáticos y las fuentes convencionales.
Otra base de nuestro pensamiento digitalmente compartido la encuentra Charles Leadbeater en obras de Ivan Illich como Deschooling Society, Limits to Medicine, Disabling Professions o Tools for Conviviality. Anticipador de la critica a las instituciones, el medioambientalismo o el feminismo el trabajo intelectual de Illich somete a replanteamiento profundo que critica la sociedad industrial a mitad de camino entre propuestas postindustriales o pre-industriales, entre un neopaleolítico y una sociedad posthistórica. Una lectura más que recomendable para quienes desean seguir dándole vueltas a lo que hacemos y nos hacemos en la interacción digital. (A mi regreso actualizaré con enlaces, que la conexión disponible no da para mucho)