Signos de inteligencia colectiva a nuestro alrededor.
¿Cómo implicar a comunidades extensas en proyectos colaborativos?
Doing Doing. org reúne en twitter y google+ unas 4 horas de intervenciones de los ponentes indicados en el cartel: esas 2 tardes de la primera quincena de este junio de 2013.
Jóvenes que han ideado y comunicado proyectos implicando a muchxs otrxs.
Se reúne la experiencia humana y el capital de conocimiento impulsado desde plataformas de
experiencias de aprendizaje respetuoso,
microdonaciones,
cantantes y sus fans,
formación cooperativa y sostenible,
vídeo cursos,
ideas para compartir,
economía colaborativa y social,
producción de un largometraje y su transmedia,
ciencia ciudadana,
información ciudadana y periodismo de datos públicos,
compañeros de viaje en emprendimiento.
En los tweets de la primera jornada (
storify) la inteligencia colectiva arrancó del aprendizaje sincero ante la cámara que cuenta
@ElectricNana. Los errores, un buen comienzo. Que sea colectiva no garantiza que en cada caso y siempre acertemos. Pero con transparencia y siendo público podemos corregir y aprender de lo que no sale.
@AlvaroSanmartin cita los rasgos recogidos en Wisdom of Crowds: ser independiente, heterogénea y masiva (
otras discusiones librescas). Conocer las diferentes perspectivas no tiene por qué terminar en consensos o acuerdos, porque la inteligencia colectiva que están exponiendo no es uniforme, homogénea. Además de lo que recogen los tuits en la sesión se transmite experiencia del valor compartido y del efecto multiplicador de lxs otrxs en el resto de intervenciones:
vídeo completo.
Empieza la segunda tarde de
#jovenic preguntando cómo explicar la inteligencia colectiva a una abuela de pueblo (
tweets en storify). Ante la comparación se separa la inteligencia colectiva del saber tradicional. (Aunque nunca tanto saber tradicional está siendo tan colectivo como ahora).
@AntoLeonard confiesa que espera una transformación social y cultural importante. Más allá de la cantidad y extensión del saber compartido. De lo que cambiará el pensar colectivo y nuestra conexión a proyectos supraculturales y supraterritoriales. Daniel Lombraña
@teleyinex -o quizá Samantha Álvarez
@S22AM- mencionan la diferencia generacional con respecto a las expectativas de cambio. Aunque no somos obstáculo por mayores. Más bien por inercia y comodidad individuales.
No queremos salir de la zona de comfort, dice
@teleyinex. Proyectamos los miedos de que nos roben las ideas. No se menciona pero creo que se recuerda a
Leadbeather con el riesgo claro de que la inteligencia social invocada tape un voluntariado gratuito al servicio de intereses privados.
Aunque no se tuitea, Daniel sigue con las diferencias entre comunidades. La filosofía hacker es colaborativa. Y se transmite entre generaciones y comunidades. Pero hay redes que nacen y viven en conflicto y que no llegan a conseguir la colaboración.
Sobre los tipos de pago o recompensa se intercambiaron también ideas interesantes. Falta una legislación social que devuelva a todxs lo cultural tras unos pocos años de explotación. Aquí las leyes contravienen el principio de que lo cultural es de todos, salvo en el tiempo, unos 5 años en los que se puede recuperar un beneficio económico de la canción, la película...
El reconocimiento es suficiente para muchas pequeñas colaboraciones. Formar parte de estas comunidades y proyectos es para una mayoría una buena recompensa. aclara que en un proyecto creativo la idea y el lanzamiento no pueden ser totalmente abiertos y asamblearios. Luego sí debe haber , y todo el posible, en los foros, el montaje, los códigos compartidos, etc. La comunicación es tan importante que debe ser estimada como una inversión clave de personas y de tiempos para que el proyecto grupal termine en obra colectiva (más o menos masiva).
@AntoLeonard reconoce que puede faltar una figura mediadora, arbitral entre los más jóvenes e innovadores y los establecidos en empresas y administraciones. Lxs conectorxs tienen que comunicar y salvar las diferencias entre el mundo institucional y las organizaciones nacientes. La resistencia más importante a la inteligencia colectiva está en el control que ejercen las instituciones e industrias tradicionales. Continúa con razonamientos sobre la diferencia entre las organizaciones horizontales y distribuidas frente a las jerarquías y las estructuras sociales verticales.
En mi opinión, la industrial cultural y los medios de información y entretenimiento se ven incapaces de transformarse para vivir en el actual ecosistema. Y levantan barreras en las redes o compran el talento individual para evitar su obsolescencia anunciada.
Eva Belmonte apuntaba que sólo el arranque es individual. Los proyectos crecen y se redirigen por la colaboración de lxs demás. Después de estas dos tardes de
#jovenic podemos ver la inteligencia colectiva y las formas que está tomando en este momento y entorno.
Al fin y la cabo lo que dice este grupo de jóvenes no difiere de lo que piensa, por ejemplo, Howard Rheingold sobre el cambio cultural. Desde que domesticamos y nos acostumbramos a nuestros útiles de comunicación estamos en proceso de transformación. Como nuestras organizaciones. Rheingold defiende que para la inteligencia colectiva hace falta algo de entrenamiento, de aprendizaje. Alfabetización digital lo llaman algunos, quizá pensando en el lado de los mayores al otro lado de la brecha digital. Resumo la
disposición individual para este aprendizaje colaborativo como una sinopsis de los primeros capítulos de su último libro.
Creo sinceramente que las afirmaciones vertidas están lejos de un determinismo entre tecnófilos o de utopismos juveniles. Cualquiera puede comprobar el valor de la sentencia: "La WWW está cambiando el mundo porque Tim Berners-Lee no lo patentó". Lo decía hace unos días Castells, despejando en la entrevista otros bulos sobre internet
(del programa de la 2 ,
vídeo).