Hace bastantes años que se me conoce por defender el copyleft. Y en el caso de contenidos imprescindibles para educación la cesión de derechos me parece además una obligación, una responsabilidad corporativa.
Desde la invitación primera puse mis antecedentes de manifiesto. Sabéis que profeso y practico la filosofía hacker, hasta por pragmatismo. Porque en los casos en que se logra colaboración (no simple agregación de trabajos) se llega más lejos, antes y mejor.
Este ideal social no quita que tengamos que reinventarnos las instituciones y los modelos de negocio. Y no por culpa de la tecnología. Más bien porque la sociedad del bienestar que basamos en el consumo se desarticula y vive sus peores momentos. Construir la siguiente civilización y hacerla sostenible supera filosofía y modelos previos. Desde mi experiencia, tampoco brota sola de la colaboración, suponiendo que la participación sea la clave del siguiente momento histórico.
Por eso me parece interesante el diálogo de la industria editorial universitaria, no sólo con la tecnología y con las aplicaciones, sino con los profesores y estudiantes que las utilizamos y desarrollamos. Para que sea sostenible tiene que haber negocio. Pero para que haya negocio tiene que haber profesionales, retribuciones y reconocimiento. Que no sólo de menciones viven los bloguero/as y sus descendientes.
Anticipo algunas ideas de mi participación en la jornada Universidad 2.0 el próximo jueves en Santiago de Compostela.
- Las condiciones para el diálogo no las pone la plataforma sino las comunidades de usuaria/os. (Fotolog+Messenger=Tuenti??, Flickr+fotógrafo/as=Kodak??, Myspace+web radios=industria musical, etc...), en nuestro caso ¿cuáles son las condiciones de comunicación para el aprendizaje voluntario en la universidad?
- Desde los blogs hasta las redes sociales destacan influenciadores y otras figuras mediadoras (que comentan, recomiendan, amplifican...). ¿Cuáles son las mediaciones y los reconocimientos entre unos profesores (con aulas masificadas de alumnos) y estudiantes (cuyo objetivo prioritario no es la colaboración con el profesorado).
- Mi percepción de los éxitos 2.0 es algo anticuada, quizá moderna. Veo buenos productos, calidad de contenidos y mucha publicidad, también en medios no digitales, en el lanzamiento y consolidación de proyectos digitales que han triunfado. No sólo los rankings ni la imagen (pagada o no) avalan los proyectos 2.0
- Finalmente los productos digitales son, como los relojes de Dalí, flexibles y adaptables. Queremos llevarlos con nosotros, unos al móvil, otros a las tablets, otros al portátil. A veces en cientocuarenta caracteres, otras en las imágenes de unos minutos o subrayando y comentando, con más parsimonia y detalle aquellos textos que merezcan, además de nuestro interés, nuestro tiempo. Porque nadie dijo que la sabiduría se encontrara en la fotocopiadora.