Nuestra escuela son cada vez más las redes sociales. Así comparo en la información que me llega, lo que dicen los diarios y qué comentan y comparten las móviles redes sociales. Con los ataques suicidas de yihadistas en París y los bombardeos franceses anteriores y posteriores se ha generado el habitual ruido, retuiteo de imágenes falsas -bien viejas- en redes sociales... Por el lado periodístico un discurso autosilenciado y la también habitual falta de investigación sobre el tráfico occidental de armas, la formación de terroristas para Oriente Medio, África y China, la financiación de estos nidos terroristas y demás.
En la dura e imperdonable comunicación de sangre de estos días mi PCE (mi personal ecosistema de intercambio de mensajes) es más emotivo en Twitter que en Facebook, a pesar las caritas (emojis) con las que se ha decorado el pulgar azul. En Facebook hay una comunicación más grupal, más de refuerzo de comunidad de ideas o emociones. Mientras Twitter, con las imprescindibles verificaciones y contrastaciones, se ha llevado de calle el discurso de actualidad, incluso por delante de la radio. No es que no haya habido hábiles manejos periodísticos de Twitter como la gente de Diario.es y El español.com, pero periodismo de contexto e interpretativo en contadas excepciones como +Salvadostv, @lacafetera y los monólogos de BBC o entrevistas con especialistas días después).
En España, que conocemos atrocidades terroristas durante décadas, no se han extendido protocolos profesionales de anticipación, ni informes en profundidad para un periodismo profesional y más cualificado de esa experiencia social nuestra en asesinatos terroristas. Dentro de la maraña tuitera, y como dominante ya en la tradición de catástrofes tuiteadas, al menos entre por mis seguidos hay más autocontrol, verificación de tuits y seguimiento de fuentes y testigos confirmado. Vamos aprendiendo todxs. En resumen provisional diría que mejora la información tanto en su difusión inmediata como en el análisis ciudadano. No tengo las mismas impresiones del aprendizaje o del ejercicio periodístico demostrado por los más consolidados e institucionales medios de comunicación. Subiendo de contexto estoy en abierto desacuerdo con las "medidas europeas" y el discurso gubernamental sobre lo que pretenden hacer interpretando mi voto o en mi nombre.
De confirmarse la tendencia (en muchas más ágoras y durante el tiempo de confirmación necesario), podría ser que las redes sociales se acercaran a las primeras tecnologías desde la escritura que ofrecen una información más plural que la simple difusión de discursos institucionales y gubernamentales en cada civilización o cultura. El hecho de plantarnos en escenarios más de comunicación entre diferentes, antes que simple difusión informativa, sugiere posibilidades para ciudadanos y organizaciones. Aunque simplificación histórica no es una simpleza sostener lo gubernamentales que han sido y que son las tecnologías de los medios hasta estos momentos excepcionales de las redes sociales en la comunicación pública.
Con espacios públicos para diferencias, para visibilizar comunidades inaudibles #notinmyname caben comunidades alternativas. No son meras delegaciones institucionales restauradas o localizadas. Extituciones de nuevo cuño en torno a intereses y valores colectivos, que se comparten junto a diferencias explícitas y reconocidas por el colectivo.
Al ritmo de las industrias culturales, con el desarrollo de la civilización hemos historiografiado una Historia más institucional en los libros, y ahora estamos audiovisualizando con más perspectivas en canales temáticos, a la carta TV , en YouTube, Vimeo... Es de suponer que la oralidad originaria, que era tribal, o bien ha quedado en los genes o bien se ha olvidado en cuanto desaparece la comunidad que mantenía sus relatos. Frente al liderazgo o la simple fuerza del poder, el hashtag en redes digitales admite matices, reputiteos y comparticiones jocosas o beligerantes, fshops y memes destornillantes... Es posible que estemos ganando en apertura y en pluralidad de perspectivas al percibir emociones orales y sentidos compartidos en un discurso de comentaristas y compartidores que no se puede simplificar en una corriente y con una semántica definida e identificable en cada uno de sus miembros.
Sólo como hipótesis se podría tratar en otro extremos más orientado y directivo el discurso de seguidores, suscriptores y toda la cadena de seriaciones y reproducciones de mensajes y contenidos similares a través de las redes sociales. En este sentido, las redes sociales y todo el transmedia de discursos dominantes sólo sería amplificación. La versión tecnológicamente actualizada de una convergencia cultural, de mayoría y globalidades.
En España, que conocemos atrocidades terroristas durante décadas, no se han extendido protocolos profesionales de anticipación, ni informes en profundidad para un periodismo profesional y más cualificado de esa experiencia social nuestra en asesinatos terroristas. Dentro de la maraña tuitera, y como dominante ya en la tradición de catástrofes tuiteadas, al menos entre por mis seguidos hay más autocontrol, verificación de tuits y seguimiento de fuentes y testigos confirmado. Vamos aprendiendo todxs. En resumen provisional diría que mejora la información tanto en su difusión inmediata como en el análisis ciudadano. No tengo las mismas impresiones del aprendizaje o del ejercicio periodístico demostrado por los más consolidados e institucionales medios de comunicación. Subiendo de contexto estoy en abierto desacuerdo con las "medidas europeas" y el discurso gubernamental sobre lo que pretenden hacer interpretando mi voto o en mi nombre.
De confirmarse la tendencia (en muchas más ágoras y durante el tiempo de confirmación necesario), podría ser que las redes sociales se acercaran a las primeras tecnologías desde la escritura que ofrecen una información más plural que la simple difusión de discursos institucionales y gubernamentales en cada civilización o cultura. El hecho de plantarnos en escenarios más de comunicación entre diferentes, antes que simple difusión informativa, sugiere posibilidades para ciudadanos y organizaciones. Aunque simplificación histórica no es una simpleza sostener lo gubernamentales que han sido y que son las tecnologías de los medios hasta estos momentos excepcionales de las redes sociales en la comunicación pública.
Con espacios públicos para diferencias, para visibilizar comunidades inaudibles #notinmyname caben comunidades alternativas. No son meras delegaciones institucionales restauradas o localizadas. Extituciones de nuevo cuño en torno a intereses y valores colectivos, que se comparten junto a diferencias explícitas y reconocidas por el colectivo.
Al ritmo de las industrias culturales, con el desarrollo de la civilización hemos historiografiado una Historia más institucional en los libros, y ahora estamos audiovisualizando con más perspectivas en canales temáticos, a la carta TV , en YouTube, Vimeo... Es de suponer que la oralidad originaria, que era tribal, o bien ha quedado en los genes o bien se ha olvidado en cuanto desaparece la comunidad que mantenía sus relatos. Frente al liderazgo o la simple fuerza del poder, el hashtag en redes digitales admite matices, reputiteos y comparticiones jocosas o beligerantes, fshops y memes destornillantes... Es posible que estemos ganando en apertura y en pluralidad de perspectivas al percibir emociones orales y sentidos compartidos en un discurso de comentaristas y compartidores que no se puede simplificar en una corriente y con una semántica definida e identificable en cada uno de sus miembros.
Sólo como hipótesis se podría tratar en otro extremos más orientado y directivo el discurso de seguidores, suscriptores y toda la cadena de seriaciones y reproducciones de mensajes y contenidos similares a través de las redes sociales. En este sentido, las redes sociales y todo el transmedia de discursos dominantes sólo sería amplificación. La versión tecnológicamente actualizada de una convergencia cultural, de mayoría y globalidades.
Las posibilidades de una comunicación alternativa, y de sus efectos como procomún o incluso como iniciación de extituciones superaría la dialéctica entre estrategias publicitarias convencionales y campañas disruptivas. Que una comunicación diferente en redes sociales genere o proponga organizaciones de futuro pasa porque los símbolos, los valores y los términos que propone demuestren y justifiquen el sinsentido de abusos institucionales históricos, jeraquías inmerecidas e innecesarias.
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