28 febrero 2015

Las partes de la tesis, del TFG, del paper (pistas para no tan dummies)

1. Lo que la academia o las revistas llaman introducción, planteamiento teórico... en mi humilde debería incluir los motivos, la situación problemática y las perspectivas que preferimos a la hora de resolver o avanzar en el asunto. Prescindir en concreto de contexto teórico explícito reduce el trabajo intelectual a operador de categorías, y tampoco beneficia la carrera personal que no se conozcan las motivaciones, experiencias y conocimientos en torno a nuestros trabajos. Que tus prioridades y las necesidades de tu entorno no cedan a "tareas de aliño", más fáciles y resultonas.

2. La tradicional segunda parte, el método, análisis y resultados que llenan nuestras publicaciones universitarias, siendo sinceros dependen del foco en la introducción. Cuando se reclama para un formulario de un proyecto o paper de impacto explícitamente piden el detalle de la parte analítica, del campo, del periodo y de las técnicas aplicadas, buscando eficiencia, concisión. Pero que no se nos escape que las importantes y citadas conclusiones, proceden de este territorio intermedio dónde las diferentes escuelas de la Academia deciden si verdaderamente eres "una/o de los nuestros". Intenta no ser simplemente un/a continuador/a más a la hora de seguir formas de investigar.

3. Cuando se pide interpretación de resultados, conclusiones, discusión y aplicaciones abandonamos la mente explicativa del análisis a lo largo de la investigación. Volvemos a la inteligencia interpretativa con la que se desbrozan al inicio los discursos en los complejos contextos sociales. De nuevo la reflexión que cierra el ciclo intelectual, no sólo contable, y finalmente devolvemos a la sociedad y a la comunidad científica nuestra  idea de cómo se limitan o mejoran teorías y perspectivas, métodos y técnicas, incluso desde las mismas discusiones y aplicaciones de lo investigado. Un buen epílogo investigador redefine los proyectos y/o ajusta algo la orientación personal en la carrera profesional. Amplío algo estas fases y orientaciones de la investigación, con algún detalle de aplicaciones visuales que cada una puede incluir. Ya es hora que la universidad recupere el audio y la visualidad que le ha impuesto el paréntesis gutembergiano a nuestras aulas de educación superior.


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1. En la motivación de investigaciones y proyectos de comunicación late cuando menos un problema o una necesidad (o parte de ambas). El arranque y el impulso investigador hacia soluciones y/o alternativas de comunicación puede complicarse en cuestiones identitarias y de sus relaciones centrípetas. O bien, más referida a asuntos contextuales desde la comunicación y las relaciones en uno o más entornos.
En el planteamiento inicial, los problemas o necesidades internas destacan las debilidades de una comunicación ineficiente. Si le proyecto es de comunicación externa destaca las amenazas externas actuales (siguiendo la visualización convencional del SWOT / DAFO).
En la visualización de la situación comunicativa de un fenómeno problemático en una organización o entorno, además de las notas de un briefing resulta ilustrativo un mapa de perspectivas diferentes. En los casos más sencillos se podrá simplificar con un diagrama de estrella, según la difusión reconocible de los rasgos o atributos del fenómeno o problema más interno a la marca corporativa (o personal) o de comunicaciones externas con tantos brazos como grupos de interés. El mapa o árbol de contenidos con estos entornos internos y externos es una digna forma de presentación de los materiales trabajados en un TFG, TFM... o para una comunicación a un congreso. Veréis  cómo algún día llegamos a eso.
Para representar una situación centrífuga y analizar problemas relacionales, en la educación primaria se utilizan sociogramas y mapas de públicos que ya le gustarían a la universidad. En redes sociales contamos con aplicaciones gratuitas de visualización, pero comprobemos en cada caso que no hacen la visualización que les apetece, y en vez de eso muestran precisamente las categorías de análisis que investigamos.

En cuanto se plantea el fenómeno o problema pasamos a un primer nivel de inmersión fenomenológica, que en un buen trabajo científico debería aclarar en la introducción. Se trata de seleccionar la perspectiva teórica menos mala o de mejor aproximación para enfocar el conjunto de materiales comunicados que forman la base de un campo de estudio. Tenemos que dar cuenta de las opciones intelectuales que preferimos, de modo que se entienda la descripción con la que se figuran y completan unos datos formales y visuales (eje Y) que realzan los diferentes niveles del foco investigador seleccionado. En el eje X se puede representar el alcance de la enunciación y de la recepción según, p. e., atractivo, capacidad significativa, cita intertextual, comentarios, compartidos, etc. Abrir la estrella de los rasgos de marca o relaciones con los grupos de interés a un eje de coordenadas de contenidos (Y) y otro con los enunciadores y los públicos (Y) permite visualizar la investigación que abarca un cierto periodo de tiempo.

Como la  palabra, también la imagen tiene una mayor o menor relación con el tiempo. Una iconografía ocasional como muestra la publicidad, la que repite el marketing de contenido o esa otra construcción más lenta a través del periodismo de marca forman los tipos de ejes de ejes de coordenadas de visualización más comunes utilizados para representar los discursos institucionales y corporativos más fácilmente reconocibles en los contextos de los estudios.  Sin embargo una aproximación fenomenológica, aunque sólo sea iconología de los discursos más visualizados y perceptibles implica sensaciones y sentidos diferentes según opciones personales, generación de pertenencia, tipo de cultura local. No sólo es necesario visibilizar los resultados. Mapas y gráficos de contextos y de situación son declaraciones abiertas de principios, que rara vez expone la ciencia universitaria, si no es desde sinceras propuestas divulgativas.

2. En otro plano, ya en la metodología públicamente reconocida se descompone y analiza un problema complejo de comunicación siguiendo ejemplos de la biología o la física que separan partes medibles. Las categorías o elementos extendidos en una situación problemática no valen para otros casos y duran el tiempo que tarden en cambiar de sentido por el grupo o sociedad que los usa. Una analítica de una estructura de textos durante un periodo estable de una sociedad es claramente más sencilla que el análisis de comunicaciones inconexas en un momento convulso con varios frentes. El análisis formal es parte inicial del análisis de contenido. Establece los términos mínimos y los datos según los cuales algo puede considerarse comunicado, y con cierta  imagen, un asunto de una organización en cierto público. Problemas compositivos, de expresión o de tono son mínimas faltas en un proyecto estratégico bien planteado y suficiente.  La aproximación retórica de discursos diferentes es más un programa, o al menos un plan de comunicación para  cierto tiempo, que una solución o resultado a corto plazo. Además de competencias analíticas, los proyectos más metodológicos exigen competencias comunicativas y negociadoras para explotar y reformar la visualización y la representación de  los datos construidos ante los distintos grupos de interés según se van desarrollando los proyectos. Claro que no es necesario el acuerdo con los grupos de interés, pero un analítica abierta debería recoger las iconologías distintas según sensibilidades y diferencias entre grupos en comunicación.


3. El final de un trabajo académico, aunque sea en un proyecto operativo (cada día más recomendables), debe culminar en reflexión y dialéctica que ejercita la interpretación. Como puente de salida de la investigación de fenómenos o problemas de comunicación hacia otras ciencias y disciplinas y aplicaciones sociales en los entornos más inmediatos y los que puedan servirse reproduciendo experiencias. Comprender las facetas complejas de la comunicación incluye al menos la capacidad de interpretar los distintos discursos en conflicto, penetrando desde los resultados del análisis, hasta sus contextos generacionales y culturales diversos. Si el cómputo analítico es, en sus categorías y en su fondo algo cualitativo; la interpretación lo debe ser aún más desde su mismo inicio. Exige procesos de autocrítica y de desaprendizaje, para respetar las diferencias aprendidas por la comunicación. El trabajo hermenéutico parte de documentaciones exhaustivas, pero no termina sin grupos focales o entrevistas a expertos, que luego cuestiona, para aportar las innovaciones que puedan ser necesarias a nuestras necesidades y entornos. Desde las iconologías y los modos de ver el mundo de cada grupo, un trabajo académico completo proyecta y propone símbolos capaces de animar y reunir cooperaciones en torno al fenómeno o problema de comunicación tratado.

Claro que las tres partes de un TFG, de un artículo o de una tesis se pueden subdividir según la importancia de lo que encontremos o de acuerdo con las secciones fijadas por la industria editorial universitaria correspondiente. Pero los ejes dialécticos, retórico y poiético prestan un buen apoyo para orientarnos y saber lo que nos falta. La dialéctica boceta en iconografía como el diagrama de estrella o en ejes de coordenadas temporales. Para las fases analíticas de los trabajos más retóricos hay un amplio repertorio de visualizaciones de diálogos o diferencias entre comunidades o públicos. La poiética de las conclusiones y las aplicaciones no debería seguir representaciones lineales porque la historia siempre incluyó saltos. Así que cortando líneas donde corresponda representaciones temporales y cronogramas pueden ser compañeros del viaje académico multiplataforma que no puede quedar, como en los cincos siglos pasados, encerrado en los alfabetos y los teclados de la escritura.

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