A la pregunta de Cris respondo que el jueves a las 20 horas participaré en la mesa redonda Redes sociales y Educación 2.0. En centro sociocultural de la Fundación CaixaGalicia. (dirección y mapa)
Interviene también José María Aguilera, a quien olvidé mencionar junto a Tiscar Lara y José Luis Orihuela en la anotación pasada.
Organizada por el creador de la Rede Social Uvigo, José Carlos López Ardao, hablaremos José Vicente Novegil y yo sobre nuestra experiencia con grupos hospedados en ella .
Hablaremos seguro de esta transición en las instituciones que vivimos: en la universidad, la consigna es la marca propia y la profesionalización estándar de unos grados homologados; pero en conflicto o en simultáneo con un proceso de apertura y socialización que cada vez la diluye más en sus entornos.
El cambio de paradigma y estructural prepara a uno más lento y oculto de modelos y de formas, porque cada vez conocemos más defectos de la enseñanza universitaria. Yo soy firme partidario de una inmersión, casi salvaje, en la orientación y las preferencias estudiantiles, con sus herramientas favoritas, para marcar horizontes, el alcance más alto de informalidad con que podemos empujar un aprendizaje que debe durar y transformarse a lo largo del resto de la vida (no sólo de la vida profesional). Informalizar desde la conversación y la calle. Durante y después del aprendizaje formal y de sus títulos y grados para mantenerse conectado con esas raíces que estimulan y mantienen las ganas de seguir aprendiendo.
Las redes sociales van a ser claves en esa construcción de las nuevas marcas universitarias. Pero no nos quedemos en eso. Son imprescindibles para constituir los núcleos de innovación y dinamización en cada campus y en los centros universitarios protagonistas de estos cambios. Sin una implicación y transformación del profesorado y del personal, la transformación sería más lenta. ¿Pero van a esperar los estudiantes a que la universidad se actualice? Ya cuentan con redes propias desde las que exigirnos incluso antes de Facebook.
Para una comunicación más cercana al que aprende y una transferencia más directa a los barrios en que vivimos, las comunidades de aprendizaje se nos han mostrado a José Vicente y otros profesores de la Uvigo más sencillas y eficientes que los programas para aulas presenciales. En mi primer ensayo de estos meses reduje las instrucciones y aumente mi atención dentro y sobre sus grupos. Comentamos estos días lo mejorable como base para ulteriores cursos. Pero también para los grupos que por su cuenta se están lanzando a probar o mantienen abiertos por voluntad y decisión propia. No garantizamos un punto de llegada a gusto de todos, pero llevamos ganado este viaje que compartimos.
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